Todos hablan de mercados, divisas y tratados comerciales, pero pocos se detienen a pensar en quién hace posible que una mercancía viaje de Shanghái a Monterrey o de Hamburgo a Querétaro en tiempo y forma. La respuesta está en los operadores logísticos.
Estos actores, conocidos como freight forwarders, mueven más del 80% del comercio global por vía marítima y el 35% del valor total del comercio internacional por vía aérea, según datos de la UNCTAD y IATA. Son los responsables de coordinar rutas, espacios, documentación, seguros y entregas en medio de un contexto global cada vez más desafiante.
¿Qué hacen realmente los operadores logísticos?
Más allá de contratar transporte, un operador logístico diseña la estrategia detrás de cada envío internacional. Define si una carga debe salir en un vuelo directo o por consolidación, si conviene usar un puerto más pequeño para evitar congestiones o qué permisos aduanales se requieren para evitar retrasos o multas.
En momentos críticos, como los vividos durante el COVID-19, estos operadores mantuvieron en movimiento el comercio mundial al fletar vuelos exclusivos, reorganizar rutas marítimas y establecer puentes logísticos alternativos.
Un buen freight forwarder no solo transporta, sino que previene disrupciones, protege márgenes y garantiza cumplimiento. Es, en esencia, una extensión estratégica de la empresa exportadora o importadora.
México: un nodo logístico de alto potencial (y alto riesgo)
México ocupa una posición estratégica en el mapa logístico global. Con tratados como el T-MEC y acceso a los océanos Pacífico y Atlántico, el país se ha consolidado como un hub de manufactura y distribución.
En 2022, México fue el 12.º exportador más importante del mundo, alcanzando un valor récord de 578 mil millones de dólares en exportaciones, según datos de la Secretaría de Economía. Pero lo que pocas veces se menciona es que más del 80% de ese comercio exterior depende del transporte marítimo y aéreo, y, por ende, de operadores logísticos especializados.
Los principales puertos como Manzanillo, Lázaro Cárdenas y Veracruz movilizan cientos de miles de TEUs al año, mientras que aeropuertos como el AIFA y el AICM conectan con los principales centros logísticos del mundo. Sin embargo, la saturación portuaria, los cambios regulatorios y la falta de infraestructura terrestre conectiva representan retos diarios. Un operador experimentado puede marcar la diferencia entre mantener la continuidad operativa o enfrentar pérdidas millonarias.
Disrupciones globales que revelaron su importancia.
Las últimas crisis globales no hicieron más que poner en evidencia lo que antes se daba por sentado: sin logística, no hay comercio. Durante la pandemia, la caída del transporte aéreo de pasajeros provocó una escasez de espacio para carga, ya que el 50% de la carga aérea solía transportarse en las bodegas de aviones comerciales. Los forwarders se vieron obligados a contratar aviones completos o a recurrir a rutas terrestres y marítimas alternativas para abastecer industrias esenciales.
En paralelo, la congestión portuaria mundial de 2021-2022, con buques varados durante semanas en Long Beach o Ningbo, obligó a los operadores a redireccionar carga hacia puertos secundarios, negociar slots y modificar toda la cadena en cuestión de horas.
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Y más recientemente, el conflicto entre Rusia y Ucrania cerró corredores clave del comercio euroasiático, obligando a desviar vuelos y reorganizar embarques marítimos que habían sido planificados con meses de anticipación. El tiempo de tránsito entre China y Europa, que normalmente era de 33 días, llegó a duplicarse, con impactos directos en inventarios, producción y precios.
Frente a este escenario, las empresas que contaban con operadores logísticos robustos, con red global, tecnología y capacidad de reacción, pudieron adaptarse con agilidad y mantener la continuidad de su operación, mientras otras enfrentaron parálisis y penalizaciones por incumplimientos.
Elegir operadores logísticos ya no es una decisión táctica: es estratégica
Antes, seleccionar un proveedor logístico se limitaba a cotizar tarifas. Hoy, las empresas líderes en comercio internacional saben que esta elección tiene impacto directo en su competitividad.
Un operador logístico con visión estratégica ofrece:
- Cobertura global y soluciones multimodales.
- Acceso preferencial a espacios con aerolíneas y navieras.
- Visibilidad total mediante plataformas digitales.
- Gestión aduanera especializada y proactiva.
- Capacidad de respuesta ante crisis y contingencias.
En un entorno dominado por el nearshoring y la necesidad de cadenas de suministro más resilientes, México ha ganado relevancia como centro de producción para América del Norte. Pero esa ventaja se desvanece sin una logística eficiente que soporte incrementos de volumen, entregas just-in-time y regulaciones cambiantes en frontera.
Sin operadores logísticos, el mundo se detiene
La logística no es una función de back office. Es el sistema circulatorio del comercio. Y los operadores logísticos marítimos y aéreos son su corazón.
Desde la consolidación de un contenedor en Shanghái hasta la entrega final en una planta automotriz en Guanajuato, su trabajo hace posible que los negocios sigan creciendo. Son quienes garantizan que una empresa no se detenga ante un cierre de puerto, una huelga o un conflicto internacional.
Para los tomadores de decisión, entender este rol no solo es útil: es indispensable. Porque la elección del operador logístico correcto puede marcar la diferencia entre liderar tu industria o quedar rezagado frente a la competencia.
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